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Cómo profesora en Letras el film dirigido por Diego Lerman y protagonizado por Juan Minujín, El Suplente, que instala la ficción en una escuela del conurbano bonaerense, recordó mis comienzos. Tenía 22 años y mis alumnos 18 – 19, eran de 5 año de una Escuela Técnica, con especialidad en Construcciones.
En la película el profesor representado por Minujin pregunta en su primer día de clases para qué sirve la Literatura.
Los estudiantes contestan en su mayoría: para nada.
En mi caso el primer día compartí un poema de Rubén Darío: Dichoso el árbol que es apenas sensitivo .. y mis estudiantes de esa época, totalmente sorprendidos de que en un mar de planos y cálculos surgiera alguien cercano a su edad para leerles una poesia, me hicieron ellos mismos esa pregunta, y allí comencé a despertar que la Escuela no era literatura, nada allí era ficción, era lo nuevo por descubrir.

Yo amaba la literatura y nunca había imaginado que dar clases de literatura iba a ser una larga y extensa vida de descubrir al ser humano detrás de infinidades de textos conversados con miles de estudiantes.
Para mí la literatura en las escuelas es siempre diálogo, es encuentro, es buscar lo humano, la sensibilidad, es estar atento a las situaciones extremas y dolorosas por las que atraviesan los jóvenes, sus familias y comunidades. Es acción, es hacer lo que hay que hacer en cada situación. Es compromiso.
Es descubrir el poder de la palabra y de la comprensión, es asombrarte de la vida, es la otredad misma, siempre diversa y única.
Esa pregunta del para qué sirve la literatura está al momento casi contestada pero siempre hay que renovarla y vale la pena hacérsela, no solo con Literatura sino con todo lo que proponemos a nuestros jóvenes en las escuelas, en esos momentos únicos que siempre necesitamos valorar porque de lo que allí ocurra dependerá la historia de la humanidad.

- Por una Profe de Letras