A los 57 años, víctima del Covid 19, falleció el talentoso preparador Alberto Canapino.

Padre del cuatro veces campeón de Turismo de Carretera Agustín. Falleció casi de forma simultánea a al triunfo de él en la final de Súper TC2000 en Buenos Aires.

Se había iniciado en el automovilismo allá por la década del 80, de la mano del recordado Rubén Luis Di Palma, cuando su padre le pidió al ídolo de Arrecifes, que  le hiciera un lugar en su taller, para que desarrollara lo que era su vocación: la construcción de autos de carrera.

Su primer gran éxito llegó en 1985, en la fecha inicial del campeonato de TC2000.  Presentó en el autódromo de Balcarce,  el revolucionario Dodge 1500 del mismísimo ”Loco” Luis.

Aprovechando las licencias reglamentarias a los autos de tracción trasera, desactualizadas ante la irrupción de las modernas cupés Sierra y Fuego, un joven Alberto Canapino,  transformó en un verdadero prototipo, aquel auto  que empezaba a derrotar  cómodamente a los nuevos dominadores de la categoría.

Aquel dato, y punta pie inicial, fue debut y despedida. El “1500” fue objetado y debió eliminar los elementos aerodinámicos que habían posibilitado ese increíble rendimiento.

Pero aquella experiencia fue decisiva,  para ganar lugar y que el mismo Alberto Canapino iniciara un camino de éxitos que solo la muerte pudo interruptir:  11 campeonatos de Turismo de Carretera con tres marcas distintas, Ford, Chevrolet y Dodge, y distintos pilotos, Traverso, Ortelli, Fontana y su hijo Agustín.

Se fue un grande de verdad, un preparador talentoso, por donde lo mires. Nunca le desclasificaron un auto. Mostraba caminos y novedades. Por ser un adelantado, le negaron una innovación increíble en el Turismo Carretera, un Chevrolet de que había construido para Guillermo Ortelli, en el que la carrocería se quitaba como si fuera una remera para poder  trabajar en el chasis, con mayor comodidad.

Eso fue Alberto Canapino: Un enamorado de su vacación que mostró rendimiento y resultados desde sus comienzos,  un adelantado en su tiempo, un innovador, al servicio de la construcción de autos de carreras ganadores.

Hoy también,  es un vacío imposible de llenar.

Chau genio, el automovilismo deportivo  te va a extrañar.

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