La amistad es aquella capacidad que construyen las personas de generar lazos de empatía, para con otros u otras. Sea cual fuere el origen de la misma, se desarrolla esa unión, que tiene como objetivo disfrutar o sobrellevar junto al otro las cosas que la vida le propone. Frases hechas como “el amigo es el que está en las buenas y en las malas”, las respeto y las entiendo, pero es bueno, cuando el amigo esta mas en las buenas. Porque los recuerdos con mis amigos, son todos buenos. Son momentos de felicidad y diversión. Obviamente, también estará en los otros.
Comenzamos con la parte referencial….porque esta nota va dedicada a un grupo de muchachos ….
Tengo un grupo de amigos muy especial. Numeroso y con muchos años de existencia. Muy pocos nos entienden. Muchos nos elogian, por la forma que tenemos de llevar adelante la unión. Nos elegimos para compartir todo. . Cuando estamos juntos, siempre la pasamos bien, y ese es motivo por el cual nos elegimos hace más de 30 años.

El origen de los lazos entre los integrantes del grupo comienza en la infancia en mucho de los casos. Luego nos fuimos cohesionando y agrandando en el paso por la secundaria, donde tomó forma de grupos de amigos. Ahí empezó la interminable lista de vivencias, momentos , anécdotas, que nos marcaron para toda nuestra vida, y es el motor que mueve la permanente decisión de juntarnos para recordarlas, ante la imposible tarea de repetirlas.
Era todos los días vernos en el colegio, era disfrutar las ganas de estar juntos, las bromas, las cargadas, en medio del aula y hasta involucrando a los profesores. El fútbol 5 en el parket de «La Cantera» seguido de las carreras de bicicletas en la plaza Azcuénaga. Los picados de los viernes a la tarde en el parque Alberti, las cocas en el Kiosco del Diagonal.
En una época, los sábados de timba por monedas en mi casa. Jugábamos Póker a las cuatro de la tarde y tomando mate. Las juntadas en la heladería del “Pocho”, luego las previas en el Volcán, las salidas a los boliches platenses (a todos, en diferentes épocas) todos los sábados, de manera religiosa. También, las escapadas a Club XXI , hasta que un «Bosque» descubrimos el paraiso.

El deporte siempre nos cruzó Desde torneos intercolegiales, hasta el campeonato de fútbol ( si se podía llamar así) ganado en Barrio Aeropuerto y todos las anécdotas del “equipazo” que presentábamos todos los sábados en el predio de La Selección.(Eramos el único de los 77 equipos, que llevaba hinchada, hasta con «barra brava», que no dejaban entrar al predio). No nos olvidemos, cuando nos obligaron a armar un equipo de Vóley en el colegio, también, el vóley playero en Gutiérrez Beach y el tenis en la quinta.
Las juntadas y las comidas, también fueron y son protagonistas. Desde el viejo “paisa”, pasando por aquella experiencia de una vez por semana juntarnos en la casa de alguien distinto que cocinaba para todos, hasta llegar a los asados con grandes postres frutales y la comodidad de la quinta. ( Si hablara esa quinta!!)

Muchas uniones se afianzan con experiencias fuertes como la convivencia. Fueron importantes las primeras vacaciones a San Bernardo, alquilando una chalet en la calle Frias, que fue el puntapié de una lista interminables de vacaciones juntos. Lista que incluyó tres viajes a Brasil e incontables vacaciones en distintas casas de Mar del Plata. Siempre Casas!!, nosotros nos íbamos de vacaciones en grupos de alrededor de 15 personas. No me olvido a Rio de Janeiro fuimos 14, a Florianópolis la primera vez 17 y apenas pasábamos los 20 años de edad.
Siempre fue un grupo muy heterogéneo, de puertas abiertas, anfitrión, que fue incorporando nuevos integrantes, que si se adaptaban a la onda, inmediatamente se subían a la ola y formaban parte. Un grupo que nunca pidió grandes requisitos, solo entender que la idea era pasarla bien.

Imagínense la cantidad de anécdotas y momentos vividos que compartimos. La vida misma , el trajín, el trabajo y demás, hizo que con el corre de los años, esa frecuencia de horas compartidas, merme. Algo obvio. Durante años mantuvimos “el Fulbito de los martes” con algunos, “el Póker de los viernes” con otros, y así, junto a los esporádicos asados multitudinarios en la quinta, se mantuvieron los lazos para mantenernos unidos en “el Rincón” .

En aquel Rincón, donde surgió mucho, en donde, ya pasadas las cuatro décadas, dejamos escondido, para que nadie moleste, todos los recuerdos de nuestra amistad. Porque cuando los necesitamos, podemos ir a buscarlos, rememorarlos, reírnos, para seguir esperando el próximo encuentro y poder hacerlo juntos.